Al menos diez personas murieron y veinte resultaron heridas este lunes durante las manifestaciones convocadas en Bagdad tras la renuncia a la política del clérigo chií Muqtada al Sadr. Los seguidores del religioso asaltaron el palacio presidencial poco tiempo después de que anunciara su retirada.
Además, al Sadr anunció que cerrará todas las sedes de su partido, Bloque Sadrista, las cuales han sido una pieza clave para la política del país. El comando de operaciones conjuntas anunció un toque de queda en la capital, que incluía a todos los vehículos y ciudadanos a partir de las 3:30 pm. Poco después, debido al informe de las muertes y la expansión de las protestas a otras regiones, la medida se extendió a todo el país. El primer ministro iraquí, Mustafa Al-Kadhimi, suspendió todas las sesiones del Ejecutivo hasta nuevo aviso.
La misión de la ONU para el país describió los incidentes en Bagdad como una escalada peligrosa, mientras que hizo un llamado a la calma y manifestó su apoyo a las fuerzas de seguridad. Irak está batiendo, desde las elecciones de octubre, un nuevo récord de parálisis política porque los partidos no han podido construir una coalición política estable. Al Sadr se declaró en huelga de hambre hasta que cese la violencia.
