
El Banco Central Europeo (BCE) dio un paso audaz ayer con otra subida significativa de las tasas de interés, señalando su compromiso de frenar la inflación, incluso mientras la economía de la eurozona sigue sin crecer.
El BCE subió su tasa de interés en medio punto porcentual, y su presidenta, Christine Lagarde, declaró que en marzo se tomaría una medida similar. La rápida actuación del BCE en materia de inflación contrasta con la de la Reserva Federal de Estados Unidos, que está suavizando su ritmo de subidas de tipos.
En efecto, la Fed anunció el miércoles un aumento de un cuarto de punto porcentual, la más baja desde marzo pasado. Sin embargo, y a pesar de este avance, Jerome Powell, presidente de la Fed, advirtió de que se avecinan “un par de subidas de tipos más”. A Powell le preocupa que la inflación pueda volver a subir, ya que la actividad en algunos sectores, como la demanda de vivienda y el mercado laboral, está repuntando, y el reciente repunte del mercado bursátil podría impulsar la inflación al alza.
Por su parte, El Banco de Inglaterra también subió sus tasas medio punto porcentual, pero se considera que los funcionarios del BCE están más decididos a atajar el problema de la inflación. Aunque la economía de la eurozona creció solo un 0,1% en el último trimestre de 2022, Lagarde se mantiene optimista, señalando la mejora de los respaldos de la cadena de suministro y la mayor seguridad del suministro de gas natural en el continente. Lagarde señaló que están decididos a evitar que la inflación afecte los salarios, los precios y las expectativas de la gente, lo que requeriría medidas más drásticas en el futuro. A pesar de la subida de las tasas de interés, que encarece el endeudamiento, el BCE cree que una actuación decisiva ahora conducirá a una recuperación económica más sólida a finales de año, con un aumento previsto de la producción del 0,5%.