
En vida, la reina Isabel II fue jefa de Estado de 32 países, número que se fue reduciendo hasta llegar a 14, sin contar a Reino Unido, el día de su muerte. Aunque a finales del año pasado, Barbados decidió independizarse —el primer anuncio de este tipo en casi 30 años—, la llegada al trono de Carlos III se configura como un escenario propicio para que sus súbditos en el Commonwealth se pregunten si quieren seguir ahí o, por el contrario, apostar por convertirse en repúblicas soberanas.
El Caribe es el foco crucial de los movimientos republicanos con más ímpetu. El primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, anunció ayer que convocará un referendo para que el país se convierta en república dentro de tres años. La decisión, según el alto mandatario, se sostiene en la necesidad de dar un último paso para completar un círculo de independencia en donde puedan asumirse como una nación verdaderamente soberana. El referendo de debe ser aprobado por dos terceras partes de los votantes.
Jamaica y San Vicente y las Granadinas están considerando la idea. En el primer país sólo se necesita una mayoría simple para la ‘eliminación’ de la monarquía— y las encuestas sugieren que sería aprobado. En el segundo, ya hay una propuesta para un referendo en julio próximo.
Otros países del Caribe también cuentan con movimientos republicanos, pero no han mostrado mucha actividad recientemente. Tal es el caso de Bahamas, San Cristóbal y Nieves y Santa Lucía, Granada y Belice. No obstante, a pesar del deseo de cambio que parece imperar en el ambiente, también hay países —sobre todo en los que el legado de la esclavitud no es tan prominente— en donde el apetito de transformación y el deseo de salir del Commonwealth parece ser menor. Ese es el caso de Australia, Canadá, Papúa Nueva Guinea, las Islas Salomón y Tuvalu y Nueva Zelanda, cuyos mandatarios reiteraron su apoyo a la monarquía en los últimos días.