
El 14 de julio de 2016 Lahouaiej Bouhlel, un hombre de 31 años, embistió con su camión a centenares de personas que disfrutaban de los fuegos artificiales en el Paseo de los Ingleses de Niza, durante la fiesta nacional francesa. En su trayectoria, antes de ser abatido, recorrió dos kilómetros asesinando a 86 personas y dejando heridas a otras 400.
Algunos meses antes, en Noviembre del 2015, una cadena de atentados en el centro de París y en la barriada de Sant-Denis, dejó 130 muertos y más de 400 heridos.
El juicio por este ataque —considerado como el más grave en la historia de Francia— se celebró en septiembre de este año y, ahora, tras un proceso que duró varios meses, se dictó sentencia por el segundo más mortífero: el sucedido en Niza.
Ayer, la justicia francesa condenó a penas de prisión de entre 2 a 18 años años a las personas acusadas por el ataque en Niza. Son ocho las personas condenadas por complicidad y ayuda al autor material para conseguir el camión y una serie de armas. Al igual que en el atentado del 2015, el Estado islámico reivindicó lo sucedido en Niza, a pesar de que todavía no se ha podido probar el vínculo entre Lahouaiej Bouhlel y la organización terrorista.