
La conferencia del clima de la ONU concluyó ayer y los logros no fueron enteramente satisfactorios. La buena noticia es que se aprobó la creación de un fondo de pérdidas y daños para los países “particularmente vulnerables”. Sin embargo, no se acordaron metas más ambiciosas para frenar el calentamiento global.
La creación del fondo de pérdidas y daños puede considerarse como una victoria para los países del sur global, porque era algo que se estaba buscando hacía varias décadas. Aunque lo acordado no se considerará como el pago de “reparaciones”, los países ricos y las instituciones financieras internacionales se encargarán de aportar los recursos del fondo. Estados Unidos y los países europeos se habían opuesto a esta idea por temor a que un fondo de este tipo pudiera exponerlos a la responsabilidad legal por las emisiones históricas. No obstante, se creó un comité de transición de 24 países, incluidos tres países de América Latina, que durante un año diseñará los lineamientos para la financiación y el funcionamiento del fondo. El acuerdo no incluyó la propuesta del equipo colombiano de condonar deuda externa como mecanismo de alivio.
Por otro lado, el equipo negociador de la Unión Europea se sintió particularmente decepcionado por la falta de compromiso con medidas para limitar el calentamiento global y mantener la meta de que éste no supere 1,5°C con respecto a niveles preindustriales, tal como se estipuló en el Acuerdo de París de 2015. Muchos de los países exportadores de petróleo estuvieron en desacuerdo con eliminar gradualmente todos los combustibles fósiles —no sólo el carbón. El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, se mostró satisfecho de que Europa apoyara el fondo de pérdidas y daños, pero fue elocuente al señalar que ese no debió ser el principal objetivo. “No hemos sabido entre todos tomar medidas para evitar y minimizar esas pérdidas y daños”, afirmó.