
¿Qué pasa cuando se enfrenta una crisis de drogas duras con la despenalización? La provincia de Columbia Británica, en Canadá, está a punto de averiguarlo.
El gobierno canadiense anunció el inicio de un proyecto piloto en el cual se despenalizará la posesión de hasta 2,5g de drogas duras como los opioides, la cocaína, la metanfetamina y el MDMA, por un periodo de tres años a partir del 31 de enero de 2023. Esto, para frenar el número creciente de muertes por sobredosis. Aunque esto no significa la legalización de estas sustancias, las personas que posean la cantidad estipulada no serán arrestadas ni imputadas penalmente y la policía no podrá confiscar el producto.
Los consumidores recibirán información sobre acceso a ayuda médica para las adicciones. Se estima que, diariamente, en esta provincia mueren seis personas por intoxicaciones relacionadas a los opioides, 2.200 personas fallecieron el año pasado y más de 9.000 desde que Bonnie Henry, jefa de salud pública de la provincia, declarara emergencia de salud pública en 2016.
La crisis de drogas que buscan enfrentar no es exclusiva de Canadá; es un problema mundial. Como registra el National Institute on Drug Abuse de Estados Unidos, el consumo se disparó a raíz de la pandemia, y la carencia de un enfoque de salud pública que permitiera prevención y tratamiento ha significado en dicho país aumentos anuales del 30% en la cantidad de sobredosis. Además, existe registro de una tendencia mundial en el aumento del consumo de marihuana y alcohol, las sustancias “de entrada” al consumo de psicotrópicos, desde el inicio de los confinamientos, que estuvieron marcados por crisis de salud mental que hicieron aún más vulnerable a una población que no ha recibido pedagogía sobre mitigación de daños y autocuidado.