
El Tribunal Oral Federal 2 condenó a Cristina Fernández por corrupción y le impuso una pena de seis años de cárcel y la inhabilitaron de forma perpetua para ocupar cargos públicos. El Tribunal la absolvió del cargo de asociación ilícita que tenía una pena de doce años. Sin embargo, Fernández no irá a la cárcel por el fuero que tiene en virtud de ser la actual vicepresidenta y además puede apelar la decisión ante la Corte Suprema.
¿Por qué importa el fallo? Inevitablemente, las consecuencias políticas son muy profundas. La sociedad argentina está muy polarizada entre peronistas, que apoyan a Fernández y describen el proceso como una persecución, y la oposición que estaba convencida de su culpabilidad antes de que se conociera el veredicto. El proceso, que se demoró tres años, llega a su conclusión a un año de la elección presidencial y tiene el potencial de enrarecer el proceso.
El fallo sólo estará en firme cuando llegue a la Corte Suprema, lo cual ocurrirá en marzo próximo. Así, Fernández podría presentarse a las elecciones. Sin embargo, en sus declaraciones después de que se conociera el fallo, dijo que no sería candidata en 2023, algo que resultó sorpresivo para muchos.
El caso: Fernández fue encontrada culpable de haber recibido dinero a cambio de beneficios otorgados a Lázaro Báez, amigo de su fallecido esposo, Néstor Kirchner. El detrimento patrimonial para el país se estimó en 1000 millones de dólares. En particular, los jueces resaltaron que el patrimonio personal de Báez creció en 12,000% entre 2004 y 2015 y el patrimonio de su empresa de construcción creció en 46,000%.