Ayer domingo inició la cumbre del G7 en los Alpes bávaros y tiene una agenda muy ambiciosa que incluye una nueva ronda de sanciones para Rusia y un jugoso paquete de inversión para países en desarrollo.

El G7 está considerando dos nuevas nuevas sanciones económicas a Moscú. Primero, piensan prohibir la compra de oro ruso. Rusia es unos de los principales productores del metal precioso y es su segundo producto de exportación, después de los productos energéticos. En 2020, las exportaciones rusas en este sector alcanzaron los $19,000 millones de dólares. Segundo, comprar petróleo ruso sólamente con un precio muy descontado. Ambas medidas buscan reducir los ingresos de Rusia y afectar su capacidad de financiar la guerra.
En un acto provocador, de forma casi simultánea con la cumbre, los rusos atacaron Kiev con misiles.
Por otro lado, casi diez años después de que China pusiera en marcha su Iniciativa de la Franja y la Ruta, el G7 parece haberse dado cuenta de que debe hacer inversiones en los países en desarrollo. Así, en la cumbre se formuló el compromiso de conseguir $600,000 millones de dólares para financiar proyectos de infraestructura para competir con el esfuerzo chino.