
Vladímir Putin intervino en Valdái, el principal foro de debate del país. En su polémico discurso se refirió, principalmente, a una hegemonía de Occidente a la que quiere hacerle frente, puesto que su gobierno aboga por un mundo multipolar con varios centros de poder. Además, reafirmó sus acusaciones infundadas sobre la bomba sucia que Ucrania estaría planeando para atacar su territorio y, en consecuencia, Rusia debe prepararse para una contraofensiva.
Según el alto mandatario, la guerra es ahora un fenómeno inevitable que se debe a la negligencia de la OTAN de que el acercamiento de Ucrania a occidente era peligroso e inaceptable para Rusia. En pocas palabras, presentó un informe político en el que concluyó que Occidente tenía toda la culpa sobre la crisis que ahora le están adjudicando a él, por lo que estaría en sus manos desescalarla negociando con el Kremlin.
Por su parte, la OTAN, junto al resto de la comunidad internacional, tomó el discurso de Putin con preocupación, pues puede interpretarse como una intención de escalar el conflicto, mientras se excusa y sugiere que sólo actúa intentando no ser víctima de las circunstancias. Mientras tanto, en Kiev se programó un nuevo cronograma de apagones debido a un nuevo ataque con drones bomba iraníes que terminó agravando los daños a la infraestructura energética de la ciudad. Según las autoridades locales, el nuevo calendario está diseñado para evitar apagones descontrolados, por lo que será más estricto y prolongado que el que está vigente.