
La coalición de derecha se proyecta ganadora de las elecciones italianas celebradas ayer domingo. Giorgia Meloni, líder del partido Hermanos de Italia (FdI), de orígenes fascistas, será elegida primera ministra. Es la primera vez que una mujer ocupa este cargo en Italia y también es la primera vez que llega al poder la extrema derecha. La coalición de derecha llega al 42,5% con lo que asegurarán el control de la Cámara y el Senado. Los partidos de izquierda no lograron armar una coalición y llegaron cada uno por su lado. El Partido Democrático obtuvo un 26% de los votos, El Movimiento Cinco Estrellas, un 15% y el Tercer Polo, un 7,7%. La participación llegó al 63%, pero bajó en nueve puntos con respecto a la elección de 2018. Los resultados oficiales finales se conocerán en el transcurso del día de hoy.
La llegada de Meloni al poder continúa mostrando la ascendencia de los partidos de derecha extrema. En abril pasado, Marine Le Pen obtuvo 41% de los votos en la segunda vuelta de la elección francesa y los Demócratas de Suecia ganaron la elección general la semana pasada. En el caso italiano, la victoria de los FdI podría significar una ruptura con el tabú que existía frente al fascismo. Meloni se presenta como una líder de derecha mainstream, aunque su partido es antiinmigración, antieuropa y pro valores tradicionales.
Después de haber ganado las elecciones italianas, Meloni asumirá un país en una situación compleja. Hay gran presión inflacionaria y se avecina un invierno difícil por la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania. Económicamente, Italia está prácticamente paralizada. Su deuda pública es casi un 150% de su PIB, en lo que va del siglo su economía ha crecido en promedio al 0,25% anual y hoy tiene un desempleo juvenil del 25%. Ante este panorama, se espera que Meloni continúe con el plan de reforma del ex primer ministro Mario Draghi, aprobado por la Comisión Europea, que le aportará a Italia €200.000 millones para la recuperación por la pandemia.