
Los enfrentamientos en la frontera entre Kirguistán y Tayikistán han dejado ya cerca de un centenar de muertos desde que empezaron a presentarse a finales de la semana pasada. Estos dos son países —ubicados en Asia Central hicieron parte de la Unión Soviética y se independizaron tras la disolución de esta última— comparten una frontera de unos 1000 km, pero cerca de un tercio de la frontera está en disputa. De ambos lados se ha sobrevalorado la importancia estratégica de la región fronteriza, lo cual ha llevado a que se dificulte la resolución diplomática del diferendo limítrofe.
Tanto los kirguises como los tayikos se acusan mutuamente de haber iniciado los hostigamientos más recientes. Sin embargo, lo cierto es que hasta el momento se reporta que cerca de cien personas han muerto, incluyendo población civil además de uniformados, a causa de los bombardeos, disparos y entrentamientos en la frontera entre ambos ejércitos. Hace un año se presentó un incidente similar el cual casi resulta en una guerra entre los dos países. Parece que por ahora las tensiones se están resolviendo y, gracias a la intermediación de Moscú, se acordó un cese al fuego. Un conflicto entre naciones aliadas a Rusia no le conviene a Putin en estos momentos y a eso puede deberse su gestión celera y eficaz. Esta preocupación se suma al resurgimiento de las hostilidades entre Armenia y Azerbaiyán, que les reportamos la semana pasada.