
Enheduanna fue una sacerdotisa y princesa mesopotámica y se cree que es la primera escritora conocida de la historia. En sus textos —mayormente religiosos— se encontraron, entre muchas otras cosas, pedidos de ayuda a múltiples diosas para que la protegieran de un abusador no identificado, lo que convierte a su obra, además, en una de los primeros retratos y denuncias de acoso sexual jamás escritos.
Las tradiciones de la escritura en el mundo antiguo suelen ser consideradas como una labor exclusiva de hombres. No obstante, la obra de la princesa sacerdotisa, en la que se encuentran relatos personales con numerosos datos autobiográficos, es catalogada como parte fundamental de la historia cultural y literaria de la antigua Mesopotamia.
La Biblioteca y Museo Morgan de Nueva York decidió rendir homenaje a la artista por medio de una exposición llamada She Who Wrote: Enheduanna and Women of Mesopotamia. Allí se muestran y se explican una serie de esculturas, sellos cilíndricos y tablillas de arcilla traducidas en las que se entreteje la historia de vida de la escritora, cuyos himnos y poemas no sólo representan los primeros relatos escritos, sino también el primer enfoque en primera persona en singular que se registró en el mundo.
Los textos de Enheduanna han alcanzado nuestros días gracias a la ardua tarea que han desempeñado algunos escribas, durante siglos, realizando copias minuciosas de las obras. Las tablas expuestas en el museo Morgan datan de alrededor del año 1750 a. e. c. y dan, articuladas en conjunto, una suerte de testimonio y recuento histórico de la experiencia particular de ser mujer; tanto en contextos religiosos, en donde eran sacerdotisas y adoradoras; como en los ámbitos políticos, sociales y económicos, siendo madres, trabajadoras e incluso gobernantes.