
La Unión Europea está considerando nuevas sanciones para Rusia, pero esta vez en vez de golpear a los oligarcas y altos miembros del gobierno, buscan sancionar a los ciudadanos de a pie. Los ministros de relaciones exteriores están reunidos en Praga desde ayer para estudiar la posibilidad de restringir visas para ciudadanos rusos. Pero Europa está dividida en este tema.
La idea surgió del mismísimo presidente ucraniano Volodimir Zelenski cuando señaló, en una entrevista para el Washington Post, que “las sanciones más importantes son cerrar las fronteras, porque están quitando el territorio de otros. Pues que vivan en su mundo hasta que cambien de filosofía”. La idea de restringir visas es apoyada por los países Bálticos, Finlandia, Polonia y República Checa. La primera ministra de Estonia, Katia Kallas, afirmó que no estaba bien que los ciudadanos rusos paseen por Europa cuando su gobierno decidió invadir un país europeo.
Por su parte, el canciller alemán Olaf Scholz, se mostró en desacuerdo señalando que no era justo castigar a ciudadanos inocentes por las acciones de sus gobernantes, en particular cuando viven bajo un régimen autoritario en el que no hay representación política. Esta posición es compartida por la Unión Europea y países como España, Francia e Italia. Lo más probable es que se opte por una solución intermedia entre una prohibición completa de entrar en Europa y un sistema sencillo para obtener visas —que es lo que está vigente: los líderes europeos se transarían por un sistema más difícil y costoso para la expedición a los ciudadanos de Rusia.