Frailecillos bebés arrojados desde los acantilados en Islandia cada año: un fenómeno que salva vidas

Fotografía: cometeelmundo.net

Todos los años, miles de frailecillos bebés son arrojados por un acantilado. Esta imagen es completamente normal para la gente que vive en las Islas Vestman de Islandia, pues se trata de la “temporada de soplado” una tradición anual cuya práctica se ha convertido en un esfuerzo fundamental para salvar las vidas de estos animales. 

Las creaturas nacen en nido en acantilados muy altos y cuando están listos para emplumar, vuelan de su colonia y pasan años en el mar hasta que regresan a tierra firme para reproducirse. En condiciones normales, los frailecillos bebés encuentran el océano siguiendo la luz de la luna, pero las luces de las ciudades los confunden y terminan desviándose. Así lo afirmó Rodrigo A. Martínez Catalán, un experto del Centro de Investigación de la Naturaleza del Sur de Islandia, quien además sostuvo que si los frailecillos se pierden generación tras generación por esta razón “la población estaría, prácticamente, acabada”.

Kyana Sue Powers, creadora digital, descubrió la temporada en una visita que realizó a la costa sur de Islandia el verano pasado. Mientras salía de un restaurante, se dio cuenta que niños y adultos corrían por las calles con cajas y linternas, lo que tuvo sentido cuando alguien le explicó que las personas se encontraban haciendo una “patrulla de frailecillos”. Muchos residentes de las islas pasan varias semanas, durante agosto y septiembre, recogiendo a los que llegaron a la ciudad por error al confundir las luces humanas con la luz lunar. La liberación de los frailecillos bebés al día siguiente en los acantilados los pone en el camino correcto en su viaje hacia el océano.

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