
El sábado pasado, delegaciones del gobierno de Venezuela y la oposición reiniciaron los diálogos políticos en Ciudad de México. El acercamiento, que contó con la mediación de Noruega, les permitió a las dos partes volverse a sentar frente a frente después de que las conversaciones estuvieran suspendidas por más de un año y ya hay dos resultados concretos: la creación de un fondo para atender la crisis social venezolana y la autorización del gobierno de Estados Unidos de autorizar la operación de Chevron —segunda petrolera más grande de ese país— en territorio de Venezuela.
Gobierno y oposición firmaron un acuerdo que llamaron de “protección social”, cuyo principal objetivo es recuperar recursos oficiales venezolanos que están congelados en diferentes bancos del sistema internacional y a los que no se tiene acceso por cuenta de las sanciones impuestas al régimen de Maduro. El fondo podría tener 3000 mil millones de dólares. Los diálogos continuarán en diciembre y entre otros puntos esperan discutir las condiciones para la realización de las elecciones presidenciales de 2024, en particular en lo concerniente a la liberación de los presos políticos y el levantamiento de las inhabilitaciones políticas que el régimen ha impuesto a la oposición.
El mismo sábado, tras el anuncio del acuerdo, la Secretaría del Tesoro estadounidense emitió un comunicado en el que anunciaba que le permitiría a Chevron volver a explotar petróleo en Venezuela. El comunicado celebró los avances de los diálogos señalándolos de ser pasos en la dirección correcta para restaurar la democracia. Sin embargo, el comunicado también precisó que la actividad de Chevron no podría producir ganancias para PDVSA y que el resto de las sanciones siguen vigentes.