
La dependencia energética de Rusia empieza a causar estragos en la mayor economía europea. La inflación en Alemania tuvo una tasa anual del 10%, el nivel más alto al que ha llegado desde la Segunda Guerra Mundial. Según informes del Banco Central Europeo, la energía se está pagando un 43,9% más cara este mes, en comparación con septiembre del año pasado.
El aumento respecto al mes pasado, cuando la inflación en Alemania llegó al 7,9%, es atribuido en gran medida al fin de los subsidios al combustible, el billete de transporte de €9 y la disminución de los suministros de gas provenientes de Rusia. Los expertos advierten que si el panorama no cambia, Alemania podría enfrentar una recesión. Por tanto, el gobierno ha decidido endeudarse para crear un fondo de 200.000 millones de euros con miras de amortiguar el golpe para los individuos y las empresas.