
El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, hizo desde el martes una visita de tres días a su homólogo chino, Xi Jinping, en busca de que se firmaran documentos de cooperación, principalmente económicos. Los países ya cuentan con fuertes vínculos, sobre todo en el campo de la energía, el transporte y la agricultura, además de un “pacto de cooperación estratégica” por 25 años. China estaría esperando con esta visita conceder mayor importancia a Irán en asuntos internos y regionales.
Raisi se refirió a los acuerdos como una forma de “promover la paz y la estabilidad internacional” sin importar la situación internacional. Los acuerdos entre los países se construyen desde el fuerte apoyo económico que representan para el otro. Solo en los últimos 10 meses, el país islámico hizo exportaciones a China que alcanzan los 12 mil millones de euros, número similar a las importaciones que se hicieron desde China a Irán.
Este refuerzo de lazos se da en un momento donde China tiene fuertes tensiones con Estados Unidos por la aparición de unos globos potencialmente espías en el espacio aéreo americano. Además, ayer el país asiático sancionó a Lockheed Martin y Raytheon, multinacionales estadounidenses en la industrial aeroespacial y militar, por vender armas a Taiwán, acusando a las empresas por poner en juego la soberanía nacional.
Irán, por su lado, también se enfrenta a la presión estadounidense por las sanciones que les han impuesto por terrorismo, situación a la que China se opone. Además, se le culpa de aliarse a Rusia, ya que habría vendido drones a Moscú para enfrentar la guerra con Ucrania. Esas son acusaciones que también ha recibido China, que busca mantener una posición neutral frente al conflicto bélico, pero manteniendo su apoyo diplomático.