
El presidente Lasso fue el gran derrotado del referendo constitucional y las elecciones locales que se celebraron el pasado domingo. Por su parte, el correísmo salió fortalecido con sus victorias en las alcaldías de Quito y Guayaquil y siete de las 23 prefecturas provinciales del país.
Lasso, cuya popularidad ronda el 20%, pretendía salir de la encrucijada política en la que se encuentra por medio del referendo que propuso. La consulta buscaba aprobar reformas políticas, medioambientales y, especialmente, de seguridad. La pregunta clave pedía la aprobación de la extradición como mecanismo para hacerle frente a la preocupante situación de violencia que vive su país. Sin embargo, ninguna las ocho propuestas fue aprobada, lo que deja a Lasso debilitado y sin capital político.
Por su parte, los candidatos afines al expresidente Rafael Correa tuvieron un fuerte desempeño en las elecciones a alcaldes. En Guayaquil, la victoria del correísmo puso fin a tres décadas de control de la derecha en la ciudad.
Lasso admitió la derrota e hizo un llamado a los líderes políticos para unirse en un acuerdo nacional. Rafael Correa, que está asilado en Bélgica y es prófugo de la justicia acusado por corrupción, inmediatamente aprovechó la situación y señaló que esto solo sería posible si Lasso convoca elecciones anticipadas, propuesta que fue bien recibida por legisladores de diferentes tendencias. La disolución anticipada de los poderes representativos en Ecuador para anticipar las elecciones es conocida como “muerte cruzada” y puede ser activada mediante decreto del presidente o votación en el Congreso.
El período presidencial de Lasso expira en 2025. En teoría.