
Varios países de América latina, y España, se han pronunciado luego de que Nicaragua expulsara 222 presos políticos a principios de este mes, y despojaran de la nacionalidad a 94 personas más. Entre los últimos se encuentran algunos escritores, miembros de la iglesia, políticos y defensores de los derechos humanos. Antony Blinken, el secretario de Estado de EE. UU., asegura que esto es “… un paso más hacia la solidificación de un régimen autocrático”.
Colombia: el presidente Gustavo Petro ha expresado su preocupación por la situación de los presos políticos y sociales en América Latina, en respuesta a la expulsión de Sergio Ramírez y otros escritores de Nicaragua. Petro, quien ha sido uno de los más críticos del régimen de Ortega, hizo hincapié en la necesidad de facilitar las condiciones para una transición democrática en la región. Además, el canciller de Colombia anunció que el país ofrecería la nacionalidad al escritor expulsado, quien ya habría aceptado.
Chile: el presidente de Chile, Gabriel Boric, tildó a Ortega de dictador y se solidarizó con los opositores. La canciller de Chile, Antonia Urrejola, también condenó la situación y aseguró que Nicaragua sería una dictadura totalitaria que persigue a cualquier opositor. Y en un comunicado de prensa, la cancillería informó que ofrecerían los medios necesarios para que los expulsados puedan tomar la nacionalidad chilena.
España: uno de los primeros en solidarizarse con la situación, hizo la oferta de nacionalizar a los 222 presos políticos liberados. Además, luego se pronunció ofreciéndola a los otros 94 nicaragüenses despojados de su nacionalidad.
Argentina: Gabriela Cerruti, portavoz de la Presidencia argentina, aseguró que se les concedería la ciudadanía a quienes lo desearan.
México: Andrés Manuel Obrador, quien habría sido fuertemente criticado por no haberse pronunciado ante la situación en Nicaragua, aseguró que su país tiene las puertas abiertas para recibir y nacionalizar a quien lo desee.