La vanidad de McCarthy: la historia del speaker sin poder

Kevin McCarthy levanta una mano con el puño cerrado y el dedo índice extendido
Kevin McCarthy muestra el número de congresistas necesarios para retirarlo de su cargo. Fotografía: USAToday

El sábado en la mañana la Cámara de Representantes de Estados Unidos finalmente eligió a Kevin McCarthy como su presidente. Fueron necesarias quince rondas de votaciones para tomar la decisión. Paradójicamente, fueron tantas las concesiones que hizo para lograr el cargo que prácticamente se quedó sin poder. Toda una victoria pírrica.

Speaker of the House

El presidente de la Cámara (conocido como el speaker) es una persona que suele tener mucho poder en Washington. Tiene un gran poder para controlar la agenda legislativa de la Cámara: define la composición de las comisiones, decide cuándo se votan los proyectos de ley y determina las reglas de funcionamiento de la Cámara —las cuales no están fijadas en una ley, como en el caso colombiano, sino se pueden modificar internamente con votaciones simples de sus miembros.

McCarthy tenía el ojo puesto en la presidencia de la Cámara desde hace varios años. Su deseo empezó a materializarse en noviembre pasado cuando los republicanos lograron la mayoría en la cámara baja. Parte de su estrategia fue mostrar gran obsecuencia frente a Trump: l visitó en Mar-a-Lago un par de semanas después de los ataques al capitolio, pese a haberse referido en privado a los hechos como “atroces y completamente equivocados”. También se rehusó a certificar los resultados de varios estados decisivos en la elección del 2020 y más recientemente se abstuvo de cuestionar los encuentros de Trump con supremacistas arios. Pero su lealtad ciega no fue suficiente.

¿Qué tuvo que hacer para lograr el cargo?

Pese a tener la mayoría, un grupo de veinte Republicanos ultraconservadores, la mayoría apoyados por Trump, agrupados en el llamado Freedom Caucus (la comisión de la libertad), aprovecharon la elección para demostrar su poder y exigirle concesiones a McCarty, quien cedió en tres puntos principales:

  • Cambios en el reglamento de la Cámara, incluyendo un poder de veto sobre el speaker que podría resultar en la destitución en cualquier momento.
  • Obstáculos adicionales para los procedimientos que permiten el aumento de presupuestos y topes de deuda.
  • Inclusión de más republicanos radicales en comités clave del legislativo.

¿Cuáles son las implicaciones de esta negociación?

La vanidad de McCarthy resultó en un liderazgo emasculado que ha sido caracterizado como un acto de autodestrucción inexplicable. Su principal debilidad tiene que ver con la facilidad con la que puede ser retirado del cargo. Esto lo hace particularmente vulnerable a las exigencias de los ultraconservadores.

Esto se va a evidenciar principalmente en la negociación de la ampliación del tope de la deuda. El presupuesto del gobierno gringo funciona con déficits que son aprobados por el Congreso. En 2021, se aprobó un tope de deuda de dos billones quinientos mil millones de dólares, pero se estima que ese endeudamiento sólo cubrirá las cuentas hasta agosto próximo. En ese momento, los Republicanos duros van a aprovechar para torcerle el brazo a McCarthy para que cumpla sus exigencias de reducción de gasto en programas sociales como Medicare o Social Security. Podrían dilatar las negociaciones hasta el límite del default del gobierno, que en caso de producirse podría generar caos en los mercados globales e incluso sumir la economía de EE. UU. en una recesión. McCarthy podrá ser el speaker, pero aparentemente no es quien tiene el poder.

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