
En septiembre 26 del año pasado, las autoridades de Dinamarca detectaron explosiones que destruyeron los gasoductos Nord Stream 1 y 2 en inmediaciones de la isla danesa Bornholm en el mar báltico. En su momento nadie se atribuyó el ataque. Ucrania y Polonia acusaron a Rusia del ataque, mientras que Moscú culpó a los británicos. Meses después, la historia, qué parecía olvidada, resurgió tras la publicación de un artículo del periodista investigativo Seymour Hersh, en el que se sugiere que el ataque fue planeado y ejecutado por el gobierno de Estados Unidos.
Un poco de memoria: Nord Stream es un sistema de gasoductos que transporta gas natural de Rusia a Europa, atravesando el Mar Báltico. Es de propiedad mayoritaria de Gazprom, empresa de energía rusa. Hasta el momento del ataque, rusia había estado reduciendo el flujo de gas hacia Europa, alegando razones técnicas, aunque se sospecha que era una forma de usar el suministro energético como un arma de guerra.
¿Qué dice Hersh?: con base en fuentes con conocimiento directo de la operación, Hersh recuenta cómo el gobierno estadounidense planeó y ejecutó una operación encubierta para sabotear el oleoducto Nord Stream. La operación se planificó debido a la preocupación de EE. UU. sobre la dependencia europea del gas natural ruso y su temor a que limitara la voluntad de Europa de apoyar a Ucrania y sus esfuerzos por resistir la agresión rusa.
La operación se ejecutó con el apoyo de Noruega y con el conocimiento de Suecia y Dinamarca durante los ejercicios de la OTAN en el Báltico en junio de 2022. Buzos de la marina de EE. UU. colocaron explosivos en los oleoductos con un sistema de detonación remoto, que se activó meses después.
¿Quién es Hersh?: Hersh es un periodista estadounidense conocido y premiado, reconocido por su trabajo en política, asuntos militares y otros temas. Ganó un Pulitzer por su cobertura de la masacre de My Lai en la guerra de Vietnam. Sin embargo, algunos de sus reportes han sido cuestionados.
El artículo de Hersh no ha sido ampliamente reportado y ha sido refutado como falso por Washington y Oslo.