Patricia Lara: la ministra de cultura que vivió y que revivió al teatro nacional

Hace unas semanas les contamos que Petro dijo en la entrevista a Cambio que su gobierno debía optar por el pragmatismo sobre las consideraciones simbólicas. La designación de Patricia Ariza como ministra de Cultura parece mostrar que ciertas designaciones simbólicas tienen la suficiente fuerza como para poner ese esquema en duda.
La fundadora del Teatro La Candelaria y el Festival de Teatro de Mujeres para la Paz es una de las artistas más influyentes del último medio siglo en el país, y sobre todo una gestora cultural que ha sido capaz de gestionar proyectos que han subvertido la noción de la cultura como “lujo”, permitiendo que muchas comunidades marginalizadas asistan y participen del arte nacional. Es además superviviente del genocidio de la Unión Patriótica, partido en el cuál era la responsable principal de propuestas en torno a la cultura.
Les dejamos aquí el documental sobre ella.
Por otra parte
Ya tenemos las primeras luces del ministerio de Hacienda de José Antonio Ocampo

Aclaramos algunos puntos:
- No ha dicho nada sobre la especificidad de la reforma tributaria pendiente. Esperan poder presentarla al Congreso el 7 de agosto, día de la posesión. Le apuntan a que el texto presente una fórmula de recaudo de 50 billones de pesos.
- Hay que revisar las políticas de subsidio a la gasolina del gobierno Duque, pues están implicando un altísimo gasto estatal.
- Habrá política de máxima austeridad gubernamental.
- Suspender la exploración de petróleo es imposible para él, e incluso puede llegar a ser necesario amplificarla dada la crisis fiscal. Sin embargo, ha sido enfático en que el gobierno Petro se enfocará en estimular otras industrias y los procesos de transformación energética para romper la dependencia de ese combustible.
- No se ha hablado del tema de la reforma pensional.
- Dice que no es viable quitar el impuesto del 4×1000.
- No se hará el otro Día sin IVA que se tenía presupuestado para este año y recalcó que esa medida tuvo graves implicaciones para el fisco y benefició desproporcionadamente a las grandes empresas extranjeras.