
Nayib Bukele, presidente de El Salvador, anunció que cerca de 10.000 soldados rodearon el municipio de Soyapango —parte del área metropolitana de la capital— como parte de una operativo masivo contra las pandillas del país. Según informes, las tropas tienen la orden de mantener bloqueadas las vías de acceso a la población, mientras que las fuerzas militares especiales se centran en la búsqueda de miembros de las bandas criminales dentro de las casas y otra parte de los oficiales detienen a cualquier persona que esté intentando salir de la ciudad para revisar sus documentos de identidad y posibles antecedentes.
A pesar de que Bukele aseguró que las personas inocentes no tendrán nada que temer, El Salvador está envuelto en una crisis humanitaria de derechos humanos, por detenciones arbitrarias a civiles —junto al aumento del hacinamiento en los centros de detención—, desde que declaró estado de excepción y realizó el primer operativo. Por esto es que los ojos del mundo están puestos en la gestión y el desarrollo que tendrá esta nueva jugada, que recibe el nombre de “La Extracción”. El presidente, sin embargo, ha desestimado todas las críticas y señalamientos producidos por las organizaciones internacionales, asegurando que los resultados de sus medidas son altamente positivos para el mantenimiento de la seguridad del país.
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