
El día de ayer, el Papa Francisco llegó a Edmonton Canadá para iniciar hoy su viaje penitencial en el que le pedirá perdón a los pueblos indígenas por los abusos de la Iglesia hacia ellos. El sumo pontífice, tendrá que hacer frente a los métodos de enseñanza de las escuelas residenciales en el país, las cuales causaron que, desde finales del siglo XIX hasta la década de 1990, más de 150,000 niños de los pueblos indígenas de Primeras Naciones, Metis e Inuit, matriculados en las 139 escuelas residenciales de Canadá, pasaran meses aislados de su cultura y de su familia.
Los abusos no pararon ahí, muchos de ellos fueron violentados física y sexualmente por los directivos de las escuelas. En mayo de 2021, la discusión sobre la responsabilidad de la Iglesia en esta serie de abusos se intensificó al encontrarse más de 1300 tumbas anónimas en los lugares donde antes estaban estas instituciones educativas.
A pesar de que este viaje del Papa Francisco representa un reconocimiento de la iglesia frente a los abusos de miles de indígenas por parte de miembros de la misma, para algunos líderes de las comunidades indígenas que aún resisten en el territorio canadiense, es una acción de perdón que llega muy tarde y que ya ha causado daño irremediable.