
Tal como lo pronosticaban las encuestas —y como lo señalamos en el boletín del viernes— el “rechazo” se impuso de forma categórica en las urnas en el plebiscito de salida en Chile. Escrutadas más del 99% de las mesas, la autoridad electoral chilena reportaba que el “rechazo” le ganaba por más de 23 puntos porcentuales al “apruebo”. Vale la pena resaltar el altísimo nivel de participación: unas 13 millones de personas votaron, lo que constituye un 82% de los 15 millones de ciudadanos habilitados para votar. El plebiscito de entrada, de 2020, contó con una participación del 50% (unos 7,5 millones de votos frente a 14,8 votantes registrados). Así, la victoria goza de legitimidad por la participación y por el amplio margen de victoria.
El presidente, Gabriel Boric, fue identificado como uno de los principales perdedores de la jornada en la medida en que el plebiscito se asumió como un referendo a su gestión. Sin embargo, Boric hizo una alocución en la que reconoció el mensaje categórico de resultado y señaló ajustes en su gobierno. También, citó a todos los partidos a una reunión hoy en la tarde para explorar la forma de darle continuidad al proceso constitucional. Hay incertidumbre sobre la forma en la que se adelantará este proceso, aunque se prevé que las fuerzas opositoras, entre quienes están los partidos de derecha y la centroizquierda, jueguen ahora un papel más preponderante. Mientras se acuerda qué forma debe adoptar el proceso, seguirá vigente la constitución heredada del régimen de Pinochet.