
Este sábado fueron liberados siete prisioneros estadounidenses que habían estado cautivos en Venezuela durante varios años, luego de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, acordara condonar las penas que estaban cumpliendo dos sobrinos de Cilia Flores, primera dama de Venezuela, por contrabando de cocaína. Por medio de un comunicado, el gobierno de Venezuela celebró la bienvenida de los sobrinos al país y afirmó que habían sido “encarcelados injustamente” y aseguraron, además, que habían decidido liberar a los estadounidenses por “razones humanitarias”.
El mismo día, Irán liberó, en un permiso temporal, a Siamak Namazi, ex alto funcionario de UNICEF y empresario estadounidense iraní, que había sido encarcelado en 2015. António Guterres, secretario general de la ONU, agradeció en un comunicado que Namazi pudiera salir de Irán para recibir tratamiento médico en el extranjero. Guterres había apelado al presidente de Irán, Ebrahim Raisi, por la liberación temporal de Namazi.
A pesar de las especulaciones, las autoridades no han confirmado que estas liberaciones representen un restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela. Las tensiones entre ambos países se han encrudecido por las sanciones impuestas al gobierno de Maduro por negarse a negociar con Juan Guaidó, a quien Estados Unidos considera el legítimo presidente interino. Por su parte, la liberación de Namazi se produce en medio del estancamiento de las negociaciones para limitar las capacidades nucleares de Irán, sin embargo, funcionarios estadounidenses han afirmado que las conversaciones sobre los prisioneros no están conectadas con dicho acuerdo.