Al rededor de medio millón de personas —entre ellos enfermeros, maestros, trabajadores del sector de transporte— salieron a manifestarse en las calles de Reino Unido, exigiendo mejores condiciones laborales. Estas se suman a las protestas que hubo en diciembre del año pasado, donde varios sectores de trabajadores pedían, además de las necesidades individuales de cada colectivo, mejores salarios.
Los sindicatos mencionan que las huelgas durarían todo el mes de febrero. Por su lado, el Sindicato Nacional de Educación espera afectar a unas 23.000 escuelas, y se les unen 70.000 profesores de 150 universidades en el país. El Ministerio de Educación ya les habría ofrecido el 5% de aumento en los salarios para 2023, pero piden que supere el 9% de la inflación que se registró en diciembre del año pasado. En cuanto al sector de transporte, rechazaron el aumento del 4%, debido a las condiciones laborales, las cuales incluyen estar obligados a trabajar los domingos. El Sindicato de Servicios Públicos también estaría pidiendo garantías, de estos se esperan al menos 100.000 personas protestando.
El Primer Ministro, Rishi Sunak, aclaró que no es posible compensar las demandas hechas por todos los sectores y habría pedido a los sindicatos detener las protestas para llegar al diálogo. Aunque dice que pretende buscar mejores acuerdos salariales para el sector público, esto no calmó a los manifestantes, cuyos salarios parecen haber sufrido una de las caídas más bajas desde 2001.
Según Pierre-Olivier Gourinchas, director de investigación, el aumento del costo de vida se debe al alza en la energía, los estragos de la pandemia y una inflación elevada, que causó tasas de interés y costos hipotecarios más altos. Se espera que Reino Unido tenga una caída del 0.6% en su PIB, y se convierta en el único país del G7 con proyecciones de contracción económica.
