Una ola de fuertes protestas se ha desatado en Irán después de que Masha Amini, una mujer de 22 años arrestada por romper el código de vestimenta, muriera a causa de golpes propiciados por la “policía moral” del país, la semana pasada en Teherán. Las manifestaciones han dejado al menos cinco muertos que habrían sido causadas por la fuerza pública, la que no habría tenido reparos en abrir fuego contra la población.
Testigos del encuentro de Amini con la policía aseguran que la víctima fue golpeada repetidamente, incluso antes de subir a la camioneta de detención, en donde comenzó una nueva ola de violencia. Las autoridades, por su parte, niegan esa versión y aseguran que murió de un infarto -a pesar de que el dictamen médico da razón de una muerte cerebral-, porque jamás fue objeto de dicho maltrato.
La noticia de la muerte de Masha Amini llega en uno de los puntos más álgidos de la ofensiva del régimen contra los derechos de las mujeres. En consecuencia, la mayoría de las iraníes que se pronuncian en las protestas se han quitado sus hiyabs en plena calle como acto de protesta, participando también, algunas, en quemas colectivas de la prenda. Hasta ahora el presidente del país, Ebrahim Raisi, no se ha pronunciado sobre la situación más que para defender a las autoridades y hacer un llamado al orden público.
