
A pesar de lo que se pensó en un primer momento, el misil que impactó el martes en territorio polaco podría no pertenecer al arsenal ruso. Después de las investigaciones y reuniones de emergencia que se organizaron alrededor del suceso surgió la hipótesis de que el proyectil provino del sistema de defensa ucraniano, que tuvo que ser utilizado como respuesta a los últimos bombardeos de Rusia.
Así las cosas, Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, declaró que es muy probable que la explosión de Przewodów —que cobró dos vidas— fuera causada por el sistema aéreo que Kiev ha desplegado. No obstante, a pesar de que esta versión de los acontecimientos está siendo impulsada por varios países, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, sigue insistiendo en que el misil no pertenece a su país, defendiendo la veracidad de los informes presentados por su personal militar. Naturalmente, Zelenski y Ucrania se beneficiarían de un posible ataque ruso a un país miembro de la OTAN, lo que probablemente llevaría a un involucramiento directo de este organismo en el conflicto. Sin importar el desacuerdo, en lo que sí convergen las estipulaciones de la comunidad internacional es en que el Kremlin es el culpable, de fondo, de toda la tragedia.