
En la madrugada del lunes, las fuerzas israelíes llevaron a cabo una incursión en el campamento de refugiados de Aqabat Jabr en Jericó, en el este de la Cisjordania ocupada. Durante la incursión, al menos cinco hombres palestinos fueron asesinados y otros tres resultaron heridos. El objetivo de la operación realizada por las fuerzas israelíes era arrestar a una “celda terrorista de Hamás” que, según ellos, estaba detrás de un ataque con armas de fuego una semana antes en un restaurante cerca de un asentamiento judío cerca de Jericó. Hamás señaló que las personas que murieron en los ataques eran miembros de su organización.
Este ataque agrava la tensión entre Israel y Palestina. Hamás lo condenó como un “masacre” que alimentará una “revolución” entre los palestinos. Esto se suma a una escalada de violencia y tensión en la región desde el asalto israelí a Yenín y un ataque palestino en un asentamiento judío ilegal en Jerusalén Este, que resultó en la muerte de varios israelíes. Las acciones del ejército israelí y las respuestas palestinas han intensificado la hostilidad y la desconfianza entre las dos partes, dificultando aún más la posibilidad de una solución pacífica y duradera al conflicto.
El ataque ha aumentado la preocupación de que la campaña militar israelí en las ciudades del norte de Cisjordania —que lleva casi un año y ha encontrado una resistencia feroz— está al borde de abarcar otras áreas. El año pasado fue el más sangriento en Cisjordania y en Israel desde la segunda intifada de principios de los 2000, que dejó unos 3000 palestinos y 1000 israelíes muertos. Esta nueva incursión se produce en medio de un grave recrudecimiento de la violencia. Más de 40 palestinos, entre ellos niños, han muerto desde el inicio del 2023, mayormente durante operaciones militares israelíes para arrestar a los militantes buscados.
Hamás ha declarado que este ataque, al que han llamado “masacre”, agravará la situación entre los palestinos e Israel. La ONU, Estados Unidos y otras organizaciones internacionales han pedido restricción por ambas partes, pero la situación de seguridad no muestra signos de mejoría. Hay un aumento en la tensión y preocupaciones de una tercera intifada