
La primera ministra británica, Liz Truss, se vio obligada a revertir la propuesta de reducción de impuestos a los más ricos en el Reino Unido. Kwasi Kwarteng, ministro de Economía, afirmó en distintos medios que la decisión de revertirla se tomó con “humildad y arrepentimiento”, luego de que algunos legisladores del Partido Conservador reaccionaron negativamente ante un posible recorte del gasto público y de bienestar para financiar los recortes de impuestos a los millonarios.
Truss y Kwarteng despidieron al funcionario más alto del departamento de finanzas del gobierno y publicaron el plan de reducción de impuestos sin previsiones de cuánto costaría. Los inversores, acostumbrados a que el Reino Unido sea un pilar de la comunidad financiera mundial, estaban horrorizados. A pesar de que la eliminación de la tasa de impuesto sólo representó alrededor de 2 mil millones de los 45 mil millones de libras de recortes de impuestos no financiados, la libra tocó un mínimo histórico frente al dólar y el Banco de Inglaterra tuvo que intervenir para evitar el colapso de los fondos de pensiones.
En un momento en que la gente está luchando con los costos de vida y el gobierno está planeando más recortes en el gasto público, principalmente de recursos de asistencia para los más necesitados, se consideró un suicidio electoral seguir adelante con la propuesta de recortes de impuestos para los más ricos. Las encuestas muestran que el Partido Laborista ahora tiene una ventaja sobre los conservadores. Dos encuestas mostraron a los laboristas con más del 50 por ciento del apoyo de los votantes, con los conservadores languideciendo entre 25 y 30 puntos por detrás.