
El viernes pasado, siete personas resultaron muertas por un tiroteo frente a una sinagoga en un asentamiento cercano a Jerusalén. El incidente dejó a otras tres víctimas heridas, que aún se encuentran hospitalizadas, incluidas un niño de 13 años. La policía israelí confirmó que el sábado habrían arrestado a 42 personas que tuvieron relación con el tiroteo.
Según se supo, el perpetrador, de 21 años y residente de la parte palestina de la ciudad, disparó contra un grupo de personas que iban camino a la sinagoga con motivo del sabbat, dando muerte a cinco de ellas. Luego de disparar frente al lugar, abrió fuego contra otras personas que se acercaban al lugar. La policía identificó al sospechoso y lo abatió mientras intentaba huir.
Uno de los miembros del movimiento islamista Hamás, calificó lo sucedido como un “heroico acto en venganza por la masacre de Yenín”. Medios locales mencionaron que el hombre recibió elogios de la Yihad Islámica y se han mostrado imágenes de palestinos celebrando lo ocurrido.
Benjamín Netanyahu, Primer Ministro israelí, convocó el sábado a su gabinete para tomar decisiones frente a la situación y le pidió a la ciudadanía que no tomaran la justicia por su cuenta. Este hecho se suma a una oleada de violencia que se está viviendo en Israel. Esto, luego de que el pasado jueves, durante una redada en el campo de refugiados de Yenín, Cisjordania, murieran nueve palestinos. Seguido también por el disparo de cohetes desde Gaza a Israel.